Hace ya casi 40 años que se diagnosticaron los primeros casos de infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Desde entonces los avances en los tratamientos y en la atención sanitaria han mejorado la esperanza y la calidad de vida de las personas con el VIH. En consecuencia, la infección por el VIH se ha convertido en el mundo occidental en una enfermedad de curso crónico. Sin embargo, las personas con el VIH siguen experimentando un trato discriminatorio en ámbitos como el sanitario, el laboral y en el acceso a prestaciones y seguros.
Los prejuicios acerca del VIH, así como la información errónea sobre las vías de transmisión, provocan desigualdad en el acceso a servicios sociales, jurídicos y sanitarios, al mercado laboral o a la vivienda. Sigue leyendo