La situación actual de pandemia por la COVID-19 y sus consecuencias han afectado muy significativamente al bienestar físico, cognitivo y emocional de los adultos mayores.
Medidas excepcionales como el confinamiento y el distanciamiento social, si bien necesarias, en algunos casos han podido tener ciertos efectos no deseados al disminuir la actividad física diaria y las oportunidades de socialización.
Es posible que estos cambios drásticos en los estilos de vida hayan supuesto un deterioro de su capacidad funcional, siendo un factor de riesgo para el desarrollo de fragilidad y/o dependencia.
Por ello el Ministerio de Sanidad ha publicado recientemente las “Recomendaciones para abordaje de la fragilidad en situación de crisis sanitaria generada por la Covid-19” aprobadas por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial el pasado 25 de marzo de 2021.
Su objetivo es la adaptación de las recomendaciones del “Documento de consenso sobre prevención de fragilidad y caídas en la persona mayor” a la situación actual de crisis sanitaria generada por la COVID-19. El nuevo documento destaca el cribado en Atención Primaria, como elemento clave de la intervención. Así como el apoyo de recursos de la comunidad (servicios sociales, centros socio-sanitarios, farmacias comunitarias, centros de educación de personas adultas, asociaciones, teleasistencia…) para realizar detección precoz de fragilidad, con derivación posterior al sistema sanitario, que es el responsable último de la prescripción de las actuaciones a llevar a cabo en la persona clasificada como frágil tras el cribado.
¿Qué entendemos por fragilidad?
Entendemos por fragilidad al deterioro progresivo del organismo, relacionado con la edad, que disminuye nuestras capacidades y nos hace más vulnerables a enfermedades y problemas de salud lo que supone un aumento de nuestro riesgo de enfermar de manera más grave, de discapacidad e incluso, mayor mortalidad. Por tanto, el concepto de fragilidad se refiere al anciano que está bien funcional y cognitivamente pero está “en riesgo de”.
Pero lo realmente importante es que se puede prevenir, identificar y revertir. Esta circunstancia es especialmente relevante durante la situación actual de pandemia, ya que la fragilidad puede ser un factor de riesgo más para la COVID-19, y a su vez esta puede desencadenar fragilidad. Además, la fragilidad y otros síndromes geriátricos pueden ser síntomas de presentación de la COVID-19.
Por todo lo anteriormente descrito, es necesario implementar medidas encaminadas a la Detección precoz de fragilidad agravada y/o derivada de la situación de inactividad por confinamiento o restricciones de actividades y, fomentar entornos que apoyen y mantengan la capacidad funcional, facilitando la realización de actividad física como principal medida para la prevención y abordaje de fragilidad.
Detección precoz de fragilidad también en entornos comunitarios
El cribado se debe realizar principalmente en Atención Primaria, pero también se puede contar, como ya se ha mencionado, con el apoyo de otros recursos de la comunidad (servicios sociales, centros socio-sanitarios, farmacias comunitarias, centros de educación de personas adultas, asociaciones, teleasistencia…) en coordinación con el sistema sanitario, que es el responsable último de la prescripción de las actuaciones a llevar a cabo en la persona clasificada como frágil tras el cribado.
La propuesta de intervención implica realizar el cribado de fragilidad en personas mayores de 70 años tanto de manera oportunista como de forma proactiva, identificando a la población susceptible de cribado y contactando con ella.
En Atención Primaria se recomienda el cribado presencial con pruebas de ejecución o desempeño físico, y cuando no sea posible, se puede realizar cribado no presencial con la colaboración de un familiar/persona cuidadora, o con escalas como FRAIL.
En Entornos comunitarios, FRAIL también es la herramienta de cribado recomendada, por su sencillo uso.
Intervenciones para mantener y mejorar la capacidad funcional
- En aquellas personas clasificadas como no frágiles se debe realizar consejo integral en estilos de vida, particularmente en promoción de actividad física (programas de ejercicio físico, vídeos, material escrito…).
- En las personas clasificadas como frágiles se propone llevar a cabo una valoración geriátrica integral, preferentemente en Atención Primaria con derivación a atención especializada si es necesario. Se elaborará un plan de cuidados junto a la persona mayor y familia/persona cuidadora y se propondrá una intervención personalizada apoyada en los recursos de la comunidad basada en:
- Ejercicio físico multicomponente (resistencia aeróbica, flexibilidad, equilibrio
y fuerza muscular) en recursos de la comunidad (polideportivos o lugares específicos) de forma presencial. Cuando no sea posible de manera presencial, el profesional sanitario puede prescribir el programa VIVIFRAIL con la colaboración de una persona cuidadora o familiar si la persona no es autónoma.
- Nutrición,
- Seguimiento de multimorbilidad y polifarmacia,
- Bienestar emocional.
- Ejercicio físico multicomponente (resistencia aeróbica, flexibilidad, equilibrio

Infografía de Recomendaciones para el abordaje de la Fragilidad en situación de crisis sanitaria por la Covid-19 para profesionales del Ministerio de Sanidad.
Además, en todas las personas mayores se debe evaluar el riesgo de caídas, estado de vacunación (incluida vacunación contra la COVID-19) y promoción de autocuidado.
Retos futuros
- Promover mecanismos que permitan la implementación de estas recomendaciones
- Reforzar mecanismos promoción, prevención y atención a la salud
- Reorientar los Sistemas de Cuidados, poniendo en el centro del mismo a la persona
- Adecuada atención de las personas mayores, reconociendo su valor social, como parte activa y necesaria de nuestra sociedad
Es fundamental en próximos pasos que las estrategias de prevención frente a la COVID-19 tengan en cuenta las necesidades de las personas mayores y se facilite el mantenimiento de sus actividades diarias, así como la socialización por todos los medios disponibles. Por ejemplo, a través de la organización de actividades en espacios y horarios restringidos para ellas, al aire libre y en coordinación con los recursos de la comunidad.
Más información:
- Envejecimiento saludable y prevención de fragilidad. Ministerio de Sanidad.
- Localiza salud. Mapa de Recursos de la comunidad.
- Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el Sistema Nacional de Salud
- Escuela de Salud de la Región de Murcia: Envejecimiento saludable.
- Coalición Europea de Innovación para el Envejecimiento Activo y Saludable Región de Murcia
- Década envejecimiento saludable 2021-2030 OMS
Entrada realizada por Mª Ángeles Sánchez Morales, enfermera de Salud Pública. Servicio de Promoción y Educación para la Salud de la Consejería de Salud de la Región de Murcia.